Principalmente la gran diferencia entre en diario de viaje y un cuaderno es el uso que se le va a dar, y para ello un elemento sumamente necesario que es la cinta que permita atarlo, también debe ser lo más compacto posible; por eso es que decidí no cocer el interior sino utilizar uno hecho en imprenta que aunque tenga la misma cantidad de hojas va a estar mucho más compacto que el artesanal.
Después tiene las características de todo
cuaderno, pero con un agregado que es el bolsillo interno… en este caso lo
aproveché para inventar algo distinto; el borde en cuero de la tapa.
Generalmente se hace al revés y se deja ese reborde para adentro porque es
inevitable alguna imperfección (principalmente en las puntas) y se disimula un
poco con el papel que vaya en la contratapa; pero en este caso juega a favor
dando un tach de rústico que combina muy bien con el aguayo.
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